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Historia

En este pequeño vídeo se puede mostrar  resumidamente, como los Sarmientistas de diferentes épocas dejaron su esfuerzo, su sacrificio, su vida por la institución que tanto han llevado en su corazón. Esperamos que les guste y aprendamos de ellos para seguir adelante y ser cada día el club que todos soñamos.




A fines del siglo XIX y en la primeras décadas del siglo XX, el  fútbol, deporte introducido al país por Alejandro Watson Huttón, toma un inusitado y vertiginoso impulso, que abarca a casi todas las regiones de la República Argentina y con ello el nacimiento de la mayoría de los clubes más importantes de la historia futbolística de nuestro país.
Vedia, por aquellos años era un incipiente pueblo, perteneciente al partido de Lincoln, que gracias al aporte de emigrantes llegados mayoritariamente de España e Italia, había comenzado a crecer  con mucha pujanza y  crecidas expectativas.
El fútbol había llegado al poblado de la mano de Eliseo Brown, un integrante del Alumni Athletic Club, múltiple campeón de las máximas competencias futbolísticas a nivel nacional. Este verdadero crack, funda a la criolla en nuestra localidad, al Club Atlético, que disputa partidos con equipos de la zona e incluso de la Capital Federal.
Entre los  pibes que quedaron deslumbrados por este deporte, se encontraban "Pichón" y Tomás Loeda, hijos mayores del emigrante español Casimiro Loeda y de una bella lugareña Carmen Russ, quienes habían abierto un almacén de ramos generales, frente a la plaza principal del pueblo, denominado La Buena Medida”.
Al influjo del Club Atlético, “Pichón” y Tomás pese a su corta edad, se hacen adictos al fútbol, dándole con inusitado entusiasmo  a la pelota de trapo en las calles menos transitadas o en los terrenos baldíos, junto a otros purretes de la vecindad.
El fútbol no entusiasmaba a Don Casimiro, pero conmovido por la pasión que despertaba en sus hijos, decide a mediados de 1914, traer de Buenos Aires una auténtica pelota de fútbol para regalarles a sus hijos varones.
Cabe señalar que la poca atracción que le despertaba  el fútbol a Loeda, muto notablemente con el transcurrir de los años convirtiéndose en un fervoroso espectador y simpatizante de  los equipos que integraban sus hijos, a la par de ser considerado como uno de los grandes benefactores que tuvo el Club Deportivo Sarmiento.
Aquella primera pelota número cinco de cuero, que les fuera regalada por su padre, llenó de júbilo los corazones de los hermanitos Loeda, decidiendo rápidamente convocar a sus amigos para formar un club y poder confrontar con chicos de otras vecindades. Así nació Mariano Moreno, que realizaba sus prácticas deportivas en la plaza del pueblo, frente al mismo almacén  de la familia o en el baldío ubicado también frente a ese paseo público entre la actual Avenida Solari y la Diagonal Colón donde actualmente se encuentran establecimientos educacionales (E. Profesional y C. Agrotécnico) y la Biblioteca Municipal Esteban Echeverría. Entre los integrantes de Moreno, podemos recordar los nombre de Ciro, Guillermo y Carlos Lombardini, Francisco “Pancho” Raggio, Oscar Yurescia, Pedro y Alfredo Rossi, entre otros.

Almacén “La Buena Medida” cuna del Club Deportivo Sarmiento,  allá por los años 1921; en primer plano detrás del mostrador Luis Calvo –primer presidente del Sarmiento F.C.- a su lado Casimiro “Pichón” Loeda Russ y en la caja Ramón Loeda; delante del mostrador Carmencita y Esther Loeda, Don Casimiro Loeda y Roque Loeda; a la derecha un cliente no identificado.

Los habituales rivales de Moreno, era el Club Belgrano de los hermanos Varvasini y los memorables y encarnizados enfrentamientos  tenían como  epicentro un lote ubicado  en  El Bagual, que estaba a cargo del vecino Carlos José Torri.
Otro de los rivales era un equipo de la sección quinta,  que capitaneaba Basilio Espinosa y que visitaban con la ya famosa número cinco.
De tantos enfrentamientos, la rivalidad con los muchachos del Belgrano, se transformó en amena camaradería y de esa afabilidad con muchas coincidencias en lo que se relaciona a ideales deportivos, sociales y culturales, nace la necesidad de unirse para conformar un club de mayor.                                                      
Corría el año 1917, y los noveles precursores de este afán fundacional debieron sortear algunos contratiempos derivados principalmente por la edad promedio del grupo (recordemos que “Pichón” aún no había cumplido los 15 años y su hermano Tomás tenía 13) y la lógica falta de experiencia para encarar tamaña empresa. Pero indudablemente la férrea decisión y el gran entusiasmo que los embargaba, contagio a familiares y allegados mayores de edad, que avalaron y apoyaron la gestión de la precoz muchachada.

Las reuniones preliminares se realizaban en “La Buena Medida” o en los bancos de la plaza y las discusiones versaban desde la denominación del nuevo club hasta los colores de la divisa, desde los principios que debían regir los destinos de la institución hasta la cuota societaria o de la constitución de la primera comisión hasta donde funcionaría este verdadero sueño que se ponía en marcha; en fin, estaba todo por decidir y todo por hacer, el único capital seguía siendo aquella ya maltrecha y mil veces emparchada  pelota de cuero número cinco, que había tenido la mágica virtud de congregar a aquellos intrépidos espíritus juveniles en pos de una empresa, impregnada esencialmente de pasión.

El Día de la fundación del Sarmiento Football Club

Después de las arduas discusiones preliminares, se decidió que el miércoles 15 de agosto de 1917, día en que se conmemora “la Asunción de la Virgen María” y que por aquellos años era feriado nacional, era el día indicado para dar el primer paso, echando a volar a esa utopia, que  se había cobijado en el alma de ese grupo de adolescentes y que rápidamente alcanzo una magnitud inimaginable, superando ampliamente las expectativas existentes y los más optimistas de los vaticinios.
El local  de los Loeda, cerrado por el día religioso, fue el lugar indicado para concretar el acontecimiento tan anhelado. Bajo la discreta supervisión de Don Casimiro, uno a uno los temas se fueron dilucidando, coronándose con unánime  coincidencia todas las cuestiones traídas a discusión. Superado el tensionante protocolo, el júbilo generalizado y los abrazos de felicidad, fueron las reacciones espontáneas y clamorosas de todos los presentes; incluidas las personas mayores que se acercaron para respaldar la inédita iniciativa y ocupar los cargos directivos, vedados a los a los entusiastas precursores por cuestiones de edad.
Entre esos pibes se encontraban los hermanitos Casimiro y Tomás Loeda, Oscar Yurescia,  Francisco Raggio, Juan Wauthier, los Lombardini (Ciro, Guillermo y Carlos), los hermanos Varvasini, Rossi, Quevedo y Angiorama, Alejandro Lázaro, Ernesto Tonella y algún otro purrete que escapa a nuestra memoria.  

¿Por qué "Sarmiento"?

Una de las dudas que se encaraban con mayor énfasis era el nombre del club que se estaba pariendo, desde los ya utilizados Moreno y Belgrano, hasta el lógico Vedia, pugnaban por prevalecer en la opinión de los futuros asociados.
Sin explicarle pormenores, los pibes pidieron asesoramiento a la Directora de la Escuela nº 13 (actual nº 2 que increíblemente funcionaba en esos años en la casa del Sr. Ciro Cappitini –actual ubicación del Club Atlanta-), la señora Gerónima Cortina de Caballero, a donde asistían varios del grupo involucrado en el proyecto fundacional. Naturalmente la rápida respuesta de la maestra estuvo enfocada en el icono de la docencia en nuestro país Domingo Faustino Sarmiento y así quedó definitivamente bautizado nuestro club.
Queda claro de como se respetaba la opinión de los maestros en aquellos años. Bien podría haber sido un emigrante el interlocutor elegido y hoy seríamos Deportivo Español,  Italiano o un nombre inglés por ejemplo; tal vez si fuera un clérigo a quien se le habría pedido opinión, los habría aconsejado denominarlo con el nombre de algún santo; o en cambio con el apellido de  próceres o relacionado con nuestra patria, si el preguntado hubiera sido un vecino con altas convicciones nacionalistas;  en fin confiaron decididamente en una maestra y hoy llevamos orgullosamente el nombre de SARMIENTO.
Indiscutiblemente el fútbol fue el origen de nuestro club, conciente de ello los artífices de aquella etapa fundacional, decidieron agregarle al nombre del augusto educador la expresión inglesa muy común en esos años “Football Club”, que aún perdura en muchas instituciones deportivas del país. Con el transcurrir de los años y al adquirir su personería jurídica y aprobar el gobierno de la Provincia de Buenos Aires los estatutos de la entidad el 13 de junio de 1930, el Sarmiento Football Club, pasó a denominarse definitivamente CLUB DEPORTIVO SARMIENTO.

La institución desde su fundación a la fecha estuvo presente, con participación activa, en todos los campeonatos oficiales de fútbol –es el único club en la Liga Deportiva Central Vedia con ese alto merito- , así como en torneos por invitación, realizados en la zona, lo que resulta una demostración palmaria, irrefutable de su identificación insoslayable con lo que ha sido, es e indudablemente seguirá siendo “leit motiv”, razón primera y fundamental de su existencia: el fútbol. 

Nuestros colores

En cuanto a los colores blanco y negro de la camiseta, se transcribe íntegramente lo referido sobre el particular en la Revista alegórica al 50 Aniversario de la institución en el año 1967…  “… Los colores de Sarmiento… Para más de un sarmientista ha de ser una incógnita el por qué y cómo se eligieron los colores blanco y negro que distinguen nuestra divisa. Sin embargo el asunto no es tan complicado, y aquí va la explicación, ajustada cabalmente a los hechos que determinaron la elección. Don  Jacobo Benzadon, dueños de la tienda “La Bandera Roja”, que se hallaba ubicada donde en la actualidad está “Casa Renati”, había traído “camisetas para vestir jugadores de football”, según rezaba en la propaganda con que  se anunciaba la novedad. Verlas nuestros primeros directivos-jugadores y elegir un modelo blanco cruzado con una banda negra, fue el primer paso, para luego adoptar ya definitivamente los colores blanco y negro como distintivo del club, con la única modificación, conservada hasta nuestros días, de su ubicación en rayas verticales. Con lo que el bueno de Dn. Jacobo, aunque indirectamente, tuvo algo que ver con la instauración de la divisa que nos dio personalidad y que tanto sentimos y queremos…”.

 Algunas fotos que dan testigo del trabajo y esfuerzo de la creación del Club del Pueblo- miralas:








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